martes, 14 de septiembre de 2010

Supongamos

Supongamos que existes, que mi febril necesidad de ti no te inventó.
Supongamos que la vida adquiere un sentido mas allá de sólo soñarte.

Supongamos que la perfección es una realidad y por consecuencia también tú.
Supongamos que no enmudezco al descubrir tu presencia, que no ensordeces con mis palabras.

Supongamos...

Supongamos que te he buscado bajo cada estrella, toda mi vida.
Supongamos que en la galaxia de tu mirada por fin me has encontrado.

Supongamos que no es necesario suponer que esto es realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Supongamos mil locuras, mis demencias, mis Deseos
Supongamos aun más que ha dejado de importarme el si me quieres o no.