martes, 14 de septiembre de 2010

¿Jugamos tío?

Estas líneas van dedicadas a mis sobrinos, a mi hija. Con la esperanza de que nunca las lean, de que nunca tengan que entenderlas, de que nunca tengan que sufrirlas. Con la certeza de que jamás deben olvidarlas.

-¿Jugamos tío?
-Claro sobrino, ¿a que quieres jugar mi amor?
-Jugamos a los leones, no mejor a los dinosaurios....

Después de un rato, yo era el dinosaurio papá y terminé con mi dinosaurio hijo en los hombros, creo que lo protegía de algún depredador, ya no recuerdo.

Hoy en cualquier esquina de este festejado y jamás libertado país, podemos encontrar al sobrino de algún tío, trepado en unos hombros, jugando a no extinguirse como cualquier dinosaurio. Disfrazado de león, sin garras, dientes, escuela o educación.

Haciendo malabares con naranjas, protegiéndose de automovilistas depredadores que corren indiferentes, tal vez huyendo de algún reten militar o hambrientos de aparecer en alguna telenovela o ya de “perdis” en la academia bicentenario.

Hoy basta subirse a cualquier vagón del metro, autobús urbano o calandria de jamelgos desnutridos, para encontrar al hijo de algún nadie (que solemos juzgar como mal padre e inhumano), vendiéndonos la revolución de a 2 por 10 pesos, de a tres colores revividos.

Sobrinos sin cuentos, con juegos más riesgosos que una corrida de toros, niños héroes y heroicos, sin mochila a la espalda, sin comida a la panza.

Herederos directos de alguno de aquellos que corrió a “coger gachupines”, descendiente de un cualquiera descrito por Mariano Azuela en los de abajo. Orgullosos ignorantes de sus derechos humanos, y de sus humanos. Brillantes contadores ignotos, de cada moneda, de cada 30 piezas de plata por las que son intercambiados.

Sobrinos sin infancia, expulsados de nunca jamas, felices admiradores del chavo del 8. ¡Y claro!, futuro de la gran tenochtitlan, montealban, palenque o cualquier ruina devastada por las lluvias y el presupuesto destinado al festejo del bicentenario.

¿Jugamos mexicanos?
¿Jugamos a “coger gachupines”, dioses, políticos y televisoras. Jugamos a abrir los ojos, a cerrar los puños y elevar las mentes?
¿Jugamos a ser libres?

Pero sobre todo, ¿Jugamos a levantar sobrinos sobre los hombros para protegerlos de cualquier depredador?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora que voy a ser mamá, me gustaría proteger al gran pedazo de mi de cualquier depredador, pero después de leer esto, mejor trataré de enseñarle a protegerse por sí solo y a luchar por la verdadera libertad, por la educación, por la justicia etc. Por esa gran utopía que muchos tenemos, incluyendo a ti…

Saludos y gracias por volver a escribir…